Hoy os traemos este post sobre cómo conseguir que nuestros pequeños aprendan a comer adecuadamente ya que últimamente vemos desde nuestra clínica de psicología en Madrid que para muchos padres es una auténtica odisea conseguir que los niños coman bien. También vemos, que en muchos de estos casos es más el estado de tensión que alcanzan los padres al ver que no comen lo que deben, que un problema grave del niño. Por eso, hoy os traemos este texto cuya idea fundamental es ¡que no cunda el pánico!

La edad ideal para que los niños adquieran el hábito de comer solos es entre los 1 y 3 años. Es importante tener en cuenta que esta es una habilidad que tienen adquirir enseñándoles, pues el acto de comer se hace por supervivencia, pero comer sólo y de manera saludable sólo se aprenderá si los padres se lo muestran con cariño y perseverancia.

Enseñar a comer es un proceso largo y puede ser trabajoso, pero cuanto antes lo adquiera el niño menos le costará comer adecuadamente en el futuro. Por eso, hay que empezar desde que el niño es bebé.

Así pues, este será otro de los hábitos a adquirir en lo que llamamos (porque nos encanta este término) psicoeducación. Y si, la alimentación es algo que también pertenece al ámbito de la psicología sanitaria, pues todas las personas desarrollamos un vínculo con la comida, una manera de entenderla y de vivirla. ¿Pues no vivimos los adultos la alimentación de distintas maneras? ¿La comida como mero trámite para subsistir? ¿La comida como un acto agradable y social? ¿La comida como algo negativo y dañino (esto puede ocurrir en los trastornos de alimentación)?

Hemos de saber que las bases de la buena o mala alimentación se empiezan a formar en torno a los 5 o 6 meses del bebé. A partir de este momento, el niño pasará de tomar leche fundamentalmente, a probar otros sabores nuevos y diferentes. Algunos le gustarán y otros no. El cambio de la leche, materna o no, a las papillas de frutas o verduras será un hito importante y tenemos que ayudar al niño a superarlo con éxito, pues los niños que de pequeños han probado más sabores diferentes cuando sean más mayores tendrán menos manías con la comida.  El bebé irá generando sus preferencias en sabores y debemos estar atentos para percibirlo pues aquí entra nuestra pericia.

Vemos a padres que no dan las papillas de carne o verduras porque a los niños no les gusta. Seguramente la escupirán, la tirarán o cualquier otro recurso que tenga el pequeño. Esto puede frustrarnos y hacernos desistir, lo entendemos. Pero nuestra misión como cuidadores es intentar que lo coman. Y las claves del éxito son la insistencia y la paciencia. Si no hay manera de que lo coma un día, no hay problema, lo intentamos al día siguiente y ¡con el mejor ánimo posible!

Os dejamos algunas recomendaciones para los niños más pequeños:

  • No ponernos nerviosos cuando los niños tiren la comida o la lancen por los aires. Lo harán jugando y por llamar nuestra atención.
  • Pasar del biberón al vaso. Existen vasos adaptados para niños pequeños.
  • Debemos enseñar a los niños a masticar bien la comida para favorecer una buena digestión.
  • Misión cubiertos: Cuando le enseñemos sólo querrán jugar y les faltará destreza y coordinación. Irán aprendiendo a manejarlos poco a poco.
  • La cuchará será su primer cubierto. Es recomendable que sea pequeña y fácilmente manejable.
  • El tenedor, su segundo cubierto. Sólo cuando haya aprendido a manejar la cuchara.

Os ofrecemos algunas recomendaciones generales para que los niños aprendan a comer bien:

  1. Los niños aprenden por imitación así que debemos de tratar de dar un ejemplo positivo. Por ejemplo, si en casa no se come fruta o se come sin gusto y de manera obligada, el niño entenderá así la fruta. Si siempre se comen los mismos alimentos al niño le costará muchos probar sabores diferentes. Pero si ve que en casa se come de todo, el niño lo verá como algo normal y positivo.
  2. Nuestro objetivo debe ser que el niño tenga buena relación con la comida. Por eso, debemos evitar el asociar comer todo con una recompensa como ver la televisión o jugar un rato a la consola, pues así estaremos favoreciendo que el niño asocie la comida a la obligatoriedad y a la recompensa.
  3. Establecer un horario de comidas para que los niños tengan una rutina en torno a la comida. Así asimilarán mucho mejor los hábitos de alimentación.
  4. En el caso de que al niño no le guste lo que hay en el plato, hay que ofrecer los alimentos de manera positiva sin llegar a forzar y pasado un tiempo prudencial quitar el plato esté como esté.
  5. Cada niño lleva un ritmo distinto. Los niños necesitan su tiempo para comer y que éste sea respetado, pues si no lo es la comida se convertirá en algo negativo.
  6. Controlar el tamaño de las raciones según su edad y sus características individuales. Podemos hacer partícipe al niño de cuánto quiere comer y de cómo servirlo. En el caso de que no quiera, lo podremos negociar, haciendo que él sea parte de decidir sobre su comida.
  7. No presiones al niño para comer, anímale. Y cuando se distraiga o pare de comer intenta no regañarle, sino facilitar que su atención vuelva a la comida. La obligación de comer no da muy buenos resultados pues creará un mal clima durante la comida y no propiciará un aprendizaje positivo.
  8. Intentar comer lo máximo posible en familia para que el momento de la comida sea un punto de encuentro entre padres e hijos. Es recomendable que se haga al menos una comida diaria juntos para favorecer una comunicación positiva y diálogo y para ello debemos evitar el uso de televisión, tablet o móvil durante la comida. ¡Todos nosotros!
  9. Hacer partícipe al niño de la elaboración de los alimentos, que los conozca, sepa cómo se preparan y vea que el proceso de cocinar puede ser muy rico e incluso divertido. En general, hacer todo lo que rodea a la comida agradable. Cuando sean más mayores podrán ser nuestros pinches de cocina. Les encanta.
  10. El postre no es un premio ni un castigo sino parte del menú. Y por ello, intentaremos no utilizarlo como vía de negociación para conseguir que coman.
  11. Terminar la comida en positivo. Esto será fácil cuando el niño lo coma todo sin problema, pero si no es así, debemos negociar lo que se come y se deja con él, sin preocuparnos en exceso por ello.

Esperamos que os sea de utilidad, y si queréis consultarnos sobre este tema o cualquier otro no dudéis en escribirnos.