El sueño juega un papel fundamental en nuestra salud. No dormir lo suficiente o no dormir bien, para empezar, supone un riesgo en nuestra vida diaria, ya que la falta de sueño provoca una disminución en nuestra capacidad de concentración y de atención. Esto puede provocar desde un bajo rendimiento académico o laboral hasta cualquier tipo de accidente. A esto también podemos sumarle cierto grado de irritación, estrés o falta de memoria.

Además las personas que no duermen bien son más propensas a padecer enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión o diabetes.

Obviamente, no dormir lo suficiente es un agente estresante, y a la vez, estar estresado nos puede impedir dormir correctamente. Aquí lo tenemos, el maldito círculo vicioso.

Si el origen de nuestro malestar es dormir mal o poco debido a aspectos médicos tendremos que atender a los motivos que lo generan (por ejemplo la apnea obstructiva del sueño en casos de tabaquismo) ¡Visita a un médico sin falta! Si la falta de sueño es secundaria al estrés (algo muy frecuente en nuestro ámbito) trabajando los motivos generadores de ese estrés a través, por ejemplo, de la psicoterapia, se podrá mejorar la eficacia del sueño.

Pero, ¿cuánto debemos dormir para sentirnos bien?

Depende de la persona y de la edad.

Hay personas “short sleepers” y otras “long sleepers”, es decir, personas que necesitan menos horas de sueño y otras que necesitan más para sentirse descansadas. La necesidad de sueño decrece según van pasando los años. Se estima que los niños de entre 5 y 10 años necesitan de 10 a 11 horas de sueño, los preadolescentes y adolescentes de entre 10 y 17 años necesitan de 8.5 a 9.5 horas y los adultos, de 7 a 9 horas.

Cuando en nuestra clínica evaluamos a personas con cualquier tipo de dificultad para dormir solemos encontrar un amplio repertorio de conductas poco saludables asociadas al sueño.

Por eso, queremos darte algunas recomendaciones útiles que te pueden ayudar a dormir mejor. Lo llamamos HIGIENE DEL SUEÑO.

·         Ve a la cama a la misma hora todas las noches y levántate a la misma hora cada mañana. Programa y mantén un horario para dormir.

·         Una actividad física moderada ayuda a promover el sueño, pero nunca hagas ejercicio justo antes de acostarte.

·         Evita beber alcohol cerca de la hora de dormir. Mientras inicialmente puede sedarte, el alcohol mantiene tu cerebro en un sueño liviano, no profundo. Además hará que te despiertes más veces.

·         Por la noche, evita bebidas con cafeína porque actúan como estimulantes (café, chocolate, té, algunos analgésicos y fármacos dietéticos).

·         Ajusta tu reloj biológico levantándote con el sol o usando luces muy brillantes.

·         Prueba a hacer algún tipo de relajación antes de acostarte. Unos ejercicios de respiración diafragmática serían perfectos. Si no, un baño tibio, escuchar música tranquila o leer puede valer.

·         No comas nada pesado justo antes de la hora de dormir y no vayas a la cama con sensación de hambre.

·         No te quedes en la cama despierto. ¡La cama no es el lugar apropiado para solucionar los problemas! No hay nada que consultar con la almohada…Si no logras dormirte en 30 minutos levántate de la cama y haz alguna actividad relajante hasta que vuelvas a conciliar el sueño.

·         Reserva tu cama para dormir. Mantén la televisión, el móvil, la comida, etc. fuera del dormitorio.

·         No echarse siestas de más de 15 o 20 minutos ya que puede dificultar que concilies el sueño por la noche.

·         Revisa tu medicación por si interfiriera con el sueño.

¡Pruébalo!

Si necesitas ayuda porque tienes problemas para dormir, ¡consúltanos sin compromiso! Te esperamos en nuestra clínica de psicología de Madrid.