Empieza un nuevo año y con él llegan todos esos propósitos a cumplir durante el año que se muestra ante nosotros.

Ir al gimnasio y ponerse en forma, aprender idiomas, conseguir hacer una dieta, etc. Algunos se conseguirán, otros no.

Todos ellos son adecuados, pero si os queremos recomendar que todos aquellos que os planteeis sean razonables, realistas y buenos para vosotros. Así evitaremos futuras decepciones y frustraciones.

En cualquier caso, este no es un post sobre todos estos «propósitos clásicos», sino sobre aquellos objetivos psicológicamente saludables y que se pueden trabajar desde este mismo momento.

  1. Mejora tu autocuidado. Y cuando hablamos de autocuidado lo hacemos en el más extenso sentido de la palabra. Date tiempo para sentirte bien contigo mismo ya sea haciendo ejercicio, escribiendo, viendo películas o dedicándote tiempo de descanso. Mímate y quiérete física y mentalmente. Es importante verse bien, sin que esto nos suponga una lucha continua por sentir que no nos ajustamos a los cánones de belleza actuales. Quiérete como eres.
  2. Pon límites. A lo malo, a aquello que nos daña. Posiciónate frente a aquellas personas que te infravaloran o que te hieren. Y estos límites pueden ser actuados, pensados y o sentidos. Di basta, piensa basta, siente basta.
  3. Da alas a lo bueno que hay en tu vida, a lo que te estimula, a las personas que saben querer bien. Disfruta con los 5 sentidos de todos los momentos de felicidad sabiendo que no sabemos cuándo volverán.
  4. Aprende a pedir ayuda. Cuando no te sientas bien o no sepas cómo afrontar los problemas y las dificultades. Tendemos a pensar que podemos, y que debemos poder con todo. Nada más lejos de la realidad. Como seres imperfectos que somos cometemos errores y no somos omnipotentes, y por tanto, debemos entender el hecho de pedir ayuda como algo necesario y normal. Además nos podrá evitar un malestar y un dolor quizá innecesario.
  5. Aprende a pedir perdón. A veces el orgullo puede impedirnos pedir perdón ante nuestros errores, pero este es un hecho que puede acercarte mucho a las personas y a conectar mejor con los demás. Pedir perdón no es un síntoma de debilidad sino de humanidad.
  6. Da cariño. A todas aquellas personas que son importantes para ti. Ábrete y ofrécete emocionalmente a aquellas personas que formen parte de tu vida y que sean importantes para ti. Cuántas veces nos arrepentimos de no haber mostrado amor…
  7. Déjate querer. Recíbelo con gusto, porque eres querible.
  8. Acepta las cosas que vengan. No tenemos el control sobre todo lo que acontece en nuestras vidas, nuestro control es limitado. Por eso, hay que estar preparado para abrazar lo positivo y lidiar con lo negativo.
  9. Libérate de lo que te daña. Despréndete de todo aquello que no te haga bien. Pero entiende que la tristeza, la rabia, la frustración o el miedo forman parte de nuestras vidas y nos ofrecen importantes lecciones que aprender. Así que libérate sólo de aquel «daño innecesario».

¡Feliz año!