En nuestro centro de psicología de Madrid, atendemos a niños desde la primera infancia hasta la adolescencia. Para centrar un poco más, el intervalo de edad comprende desde los 4 – 5 años hasta los 18.

En muchas ocasiones los padres traen a sus hijos  por iniciativa personal al detectar conductas o lentitud en el desarrollo de sus aprendizajes o por derivación desde el centro escolar a través de los orientadores del mismo. Normalmente los centros no tienen los medios necesarios para ofrecer atención especializada, por lo que se recurre a la derivación a un profesional externo.

De una u otra forma, se les ofrece una primera cita sin coste alguno que es meramente informativa en la que los padres (al tratarse de un menor) ponen en conocimiento el motivo de la consulta; si la derivación viene desde el colegio o no, aquellos datos necesarios para comenzar a trabajar con su hijo o hija y se decidirá quién es el mejor especialista para ese caso concreto. Así mismo se firma la autorización y se propone, dependiendo de la información aportada, una evaluación psicopedagógica que posteriormente llevará a un informe completo en el que se reflejará el diagnóstico (en caso de que lo haya) y el modo de trabajo con el que se tratará de recuperar las áreas que se consideren necesarias.

Puede suceder que el menor ya esté evaluado recientemente y los padres soliciten un apoyo o refuerzo educativo en algún área concreta.

Se pautará un régimen de sesiones que podrá variar dependiendo de las características y necesidades  del niño. Según se vayan logrando objetivos y el niño o niña vaya mejorando, se irán distanciando las sesiones.

Durante el tratamiento se utilizan materiales psicoeducativos adecuados para la evaluación y posterior tratamiento: pruebas de capacidad, de lectoescritura, cálculo, razonamiento, altas capacidades, orientación académica y profesional, cuestionarios de habilidades sociales, y un largo etcétera. La observación del trabajo libre es también una herramienta fundamental para conocer mejor al niño/a (sus recursos, sus habilidades, sus fortalezas, etc.)

Los padres siempre forman parte activa del proceso y son informados de los resultados que se obtengan en la evaluación. Se les hace una propuesta de tratamiento y recuperación de las áreas a trabajar.

El contacto con el centro escolar habitualmente es necesario y muy positivo. Debemos pensar que el centro escolar es un lugar donde los niños invierten mucho tiempo y forma parte muy importante en sus vidas.  Es el segundo espacio socializador después de la familia. Por eso, y en la línea de trabajar en coordinación y mano a mano con ellos, en algunos casos puede ser necesario proponer actuaciones allí que ayuden a superar las dificultades detectadas y se reforzarán las tareas que mejoren la autoestima del menor que en tantas ocasiones está perjudicada.

Así pues, ¡manos a la obra!