Mi hijo tiene TDA – H

Esta es una pregunta que muchos de vosotros os habréis hecho. Con este post queremos ofreceros información sobre este trastorno y también invitaros a hacer alguna reflexión. Hemos de aclarar que lo aquí expuesto se hace desde una perspectiva de psicología educativa, no tanto clínica.

Empecemos pues.

El TDA-H o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno neurobiológico de carácter crónico que va evolucionando según la edad, y se caracteriza por la inatención, hiperactividad e impulsividad.

Hay tres tipos de trastorno según predomine la sintomatología: Inatención, Hiperactividad – Impulsividad y Mixto.

La  gran dificultad de mantener la atención tanto en las actividades cotidianas como en las escolares, siendo estas últimas las que dan la voz de alarma en un alto número de casos, pueden observarse en ejemplos como  los siguientes:

  • Desorden completo del material escolar: la mochila y el estuche nunca tiene lo que los papás han comprado por quinta vez en un mes, los cuadernos están rotos, se pierden cosas, etc.
  • Trabajo escolar: nunca terminan las actividades, hacen algunas pero no son las que se pedían, han apuntado la agenda en el apartado de autorizaciones, etc.
  • Rendimiento: van empeorando sus calificaciones y no son capaces de finalizar las preguntas escritas porque no llegan a entenderlas. Tardan mucho en organizar la respuesta.
  • Baja autoestima por no poder conseguir hacer las cosas con normalidad.

Si a lo anterior le unimos una hiperactividad (falta de control del movimiento, del habla o de los impulsos) estamos perfilando de manera rápida un niño/a que como ellos mismos describen “parece que tienen un motor dentro“ o están “siempre en marcha”. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:

  • Responden antes de que se haya finalizado la pregunta por lo que son objeto de alguna risa. El profesor les corrige constantemente.
  • Recorre la clase moviendo las mesas y todos esperan para poder empezar la clase. Se le cae la silla, lanza el estuche como si estuviera en un partido de rugby  porque ha oído que un compañero pide un bolígrafo.
  • Juega en su mesa con cualquier cosa y no logra atender.
  • En familia: parece que no escuchan y por tanto no cumplen con lo que deben hacer, hablan descontroladamente, interrumpen, no terminan ninguna tarea que se les asigne, corretean sin control, pierden sus cosas o las ponen en lugares que son difíciles de encontrar, etc.

Al llegar a la adolescencia los comportamientos se complican, el posible fracaso escolar se acerca dada la exigencia educativa y el joven se frustra pudiendo aparecer conductas desadaptadas y de riesgo.

En  población infantil  este trastorno se  estima que afecta entre un 5 y 8% con un aumento muy significativo en estos últimos años. Sin embargo en población adulta el porcentaje es menor pero los estudios que se realizan no son concluyentes. Es prevalente en varones en 1/4.

Lo óptimo es realizar el diagnóstico en torno a los 7años teniendo en cuenta que se deben descartar otras problemáticas o trastornos.

En los últimos años viene ocurriendo un gran aumento de niños diagnosticados de TDA-H  pero también de niños y jóvenes con conductas similares que no tienen este diagnóstico, lo que nos lleva a hacernos a algunas preguntas.

¿No será que el ritmo de vida que llevamos los adultos, muchas veces muy estresado, conforma un ambiente en el que los menores que nos rodean absorben esa inquietud y tensión? ¿Y no será que no saben  manejarla porque no tienen recursos para ello, cerrando un círculo no adecuado para su buen desarrollo tanto afectivo-social como intelectual?

¿No será que los adultos no sabemos poner límites por temor a convertirnos en autómatas, a traumatizar a los niños o a que sea más difícil corregir que dejar hacer pensando en no ser autoritarios? Autoridad y autoritarismo no es lo mismo…

¿No será que no ofrecemos tiempos de tranquilidad y reposo? ¿No será que muchos niños tienen jornadas lectivas más duras que las de los adultos?

Obviamente se trata de hacer un diagnóstico adecuado, no todos los niños que llegan a nuestra consulta con este diagnóstico finalmente lo tienen. Si esto ocurre, habrá que hacer una buena evaluación en cooperación con su familia para valorar qué está ocurriendo con el menor. Si finalmente el diagnóstico es adecuado (es importante acudir a un neurólogo si no lo ha hecho ya), la medicación y la psicoterapia (trabajando con el menor y su familia), ambas, serán la clave para la mejora del niño.

La familia ocupa un lugar fundamental en el trabajo con niños con TDA-H, y por tanto, en Círculo Psicología siempre son parte fundamental del tratamiento.

En fin, ser padres es una tarea difícil y hermosa.

Ser maestro es una tarea difícil y hermosa.

Si necesitas asesoramiento sobre el TDA-H, no dudes en consultarnos. Nuestros psicólogos Madrid expertos en psicología educativa, psicopedagogía y psicología sanitaria pueden ayudarte. ¡Llámanos!

Clínica de Psicopedagogía en Madrid.