Según un estudio sobre violencia y acoso escolar en España publicado recientemente, un 23% de los estudiantes de primaria, ESO y bachillerato sufren acoso escolar, es decir, uno de cada cuatro niños.

Cabría preguntarse qué entienden los menores por acoso y cómo se ha hecho este estudio en términos de fiabilidad. Pero aún así, estas estadísticas son francamente alarmantes.

En este post no vamos a hablar de qué ocurre en los centros educativos (en la actualidad el problema parece reducirse a esto) sino a las siguientes preguntas: ¿Estamos dando a nuestros hijos los suficientes recursos y la educación adecuada para poder hacer frente a esta situación? ¿Les prestamos suficiente atención? ¿Qué ocurre en el seno de la familia de un niño acosado?

Por desgracia, la tendencia parece ser que el centro escolar tenga la total responsabilidad ante la situación, y esta creemos que es una visión parcial del problema.

Los inicios del acoso escolar

Los niños que sufren acoso pueden tener algunas características en común como ser introvertidos, con pocas habilidades sociales, tímidos y/o tener una autoestima más bien baja. Pero otros niños, pueden verse más expuestos por tener más ansiedad por otros motivos que no tengan que ver con lo escolar, como pueden ser problemas familiares (discusiones constantes de los padres o separación, falta de atención, etc.) Al padecer estos niños un nivel alto de ansiedad no son capaces de hacer frente al acoso escolar de una manera eficaz.

Tanto unos como otros son  más vulnerables a sufrir acoso escolar.

El papel de la familia del niño acosado

Es fundamental que los padres sepan detectar los indicios psicológicos que suceden al empezar a darse la situación de acoso. Algunos niños podrán hablar sobre ello con los padres y por tanto ellos deberán actuar en todos los niveles. Primero, hablando con el niño para que exprese libremente lo que ocurre y lo que siente, y ayudarle a protegerse por sí mismo y por su familia. Que el niño se sienta apoyado es necesario. Segundo, estando en comunicación con el colegio para obtener toda la información al respecto y frenando la situación.

En cambio otros niños no serán capaces de verbalizar lo que les está ocurriendo. Los menores con rasgos más introvertidos tenderán a callarse y no compartirán esta información con los suyos, ya sea por vergüenza, culpa, por no querer generar problemas en casa, o por no entender lo que ocurre (si son más pequeños). Estos son los que más ayuda necesitan.

Signos del acoso escolar

Las irregularidades en el sueño y la alimentación, la apatía, excesivo cansancio, los síntomas psicosomáticos como el dolor de cabeza o de estómago, la falta de atención y de concentración, la timidez y falta de comunicación y/o las explosiones de ira puedan darnos pistas de que algo está ocurriendo. Que el niño no quiera ir al colegio e invente motivos diversos para no acudir, las faltas a clase y el bajo rendimiento escolar son otros signos que deben encender las alarmas de los padres.

Si la familia detecta estos síntomas debe intentar hablar con el menor y en caso necesario acudir a un especialista que les asesore sobre cómo actuar. No debe esperarse a que la situación empeore y el malestar del menor sea más intenso para acudir a un psicólogo y así evaluar la situación emocional del menor en profundidad.

La terapia en casos de acoso escolar

En estos casos, más que hablar de terapia infantil podemos hablar de terapia familiar, ya que se deberá hacer un trabajo conjunto con el menor y los padres. Después de haber evaluado y valorado en profundidad al menor y su familia, en el plan de tratamiento deberán integrarse aspectos a nivel individual con el niño como son el potenciar sus habilidades sociales y su confianza en sí mismo o reparar el trauma sufrido, y aspectos a nivel familiar, como son el promover una comunicación más saludable con el menor y enseñar algunos aspectos de psicoeducación a los padres.

Nuevas formas de acoso. Cyberbullying.

Desde la aparición de internet y las redes sociales, el fenómeno del acoso escolar ha tomado otra forma, la del cyberbullying. El proceso del acoso es el mismo, cambia el medio en el que se produce (la red) y la sensación de total impunidad que puede tener el acosador al poder encubrirse mejor y sentirse menos controlado por el hecho de estar frente a una pantalla en el momento de acometer el acoso.

Los padres deben estar atentos al uso que hacen los menores de su ordenador, móvil, tablet y cualquier tipo de soporte a través del cual puedan comunicarse las personas.

Si necesitas asesoramiento acerca del acoso escolar o bullying, asesoramiento de nuestra psicóloga educativa acerca de cómo actuar también en el centro escolar o nuestros servicios de terapia infantil o de terapia familiar para hacerlo frente, no dudes en contactarnos.

Podemos ayudarte en nuestra clínica de psicología de Madrid.