El abuso emocional en ocasiones puede ser bastante sutil y silencioso y esto puede hacer que sea mucho más difícil de identificar que un abuso de carácter físico y/o sexual (aclarando siempre que el abuso físico y el abuso sexual es siempre abuso emocional). Que a veces pueda ser indetectable puede provocar que haya personas que se den cuenta de la situación después de años de maltrato psicológico. Esto puede ocurrir por normalizar hechos o actitudes de la persona maltratadora y por malentender cómo debe establecerse un vínculo saludable con el otro.

De hecho, con frecuencia nos encontramos en nuestra consulta con personas que solicitan ayuda pues sienten un gran malestar y una elevada carga de angustia cuyo origen no consiguen ubicar claramente. Al cabo de unas sesiones, una vez identificado el problema del abuso emocional, pueden conseguir finalmente detectar y elaborar las distintas formas que el abuso o maltrato emocional puede tener. Y este es paso necesario para protegerse y poner límites ante él. Aquí empieza la lucha.

El maltrato emocional es una agresión continua y sistemática a la estabilidad emocional de la víctima. Su objetivo es hacer sufrir a la víctima mediante la intimidación, culpabilización o mediante la desvalorización.

Las consecuencias psicológicas del abuso (y físicas)  pueden aparecer de distinta manera:

  • Baja autoestima e inseguridad, sensación de indefensión, indecisión, sentimientos de inferioridad e incluso pérdida de la propia identidad.
  • Sensación de culpa por los actos abusivos del otro (“Yo lo he provocado”, “Si yo no hubiera…”) Sentimientos de vergüenza.
  • Sentimientos de impotencia e inutilidad.
  • Estrés, ánimo deprimido y apatía.
  • Problemas físicos: alteraciones del sueño, alteraciones en la alimentación, pérdida de peso, somatizaciones, debilidad generalizada, etc.)
  • Problemas sexuales, como por ejemplo, la inapetencia sexual u otro tipo de disfunciones.
  • Adicción a distintas sustancias.
  • Irritabilidad y explosiones de ira dirigidas a otras personas.
  • Dependencia emocional.
  • Evitación como estilo de afrontamiento del maltrato.
  • Pérdida de relaciones sociales llegando incluso al aislamiento.

Pongamos un par de ejemplos de abuso emocional en el ámbito de la pareja.

1. Valeria y Enrique son 2 arquitectos bien considerados en su profesión. Se conocen trabajando en la misma empresa e inician una relación al poco de tiempo de conocerse. Ambos parten de las mismas posiciones y estatus dentro de la empresa. Al cabo de unos meses de convivencia, Valeria empieza a notar que le faltan documentos de su trabajo, cosas en las que ha estado trabajando e ideas y diseños propios que le encanta hacer cuando tiene tiempo para dibujar a solas. Después de algún tiempo de estas misteriosas desapariciones se da cuenta de que es Enrique quien los ha estado cogiendo y ocultando. En algún caso incluso destruyendo. Esto ha afectado al trabajo de Valeria. Cuando ella se lo dice él lo niega todo, y cuanto más intenta hablar con él para aclarar qué está pasando, él más rehúsa hablar con ella o simplemente la descalifica (“Eres una lunática”). Enrique es ascendido en su empresa, algo que Valeria recibe muy mal.

Su angustia es cada vez mayor, y cuanto más intenta acercarse a él, peor se siente. Incluso llega a afectarle en el plano físico, ya que Valeria tiene que darse de baja por enfermedad varias veces. Su angustia se está transformando en dolores y malestar generalizado. Además tiene explosiones de ira que intenta no dirigir hacia Enrique, porque cuando esto pasa, ella confirma que es una “lunática”.

 

2. Bruno y Carla están casados desde hace 20 años. Tienen un hijo en común de 16 años. Desde que entró en la adolescencia su relación de pareja se ha visto resentida por los problemas de conducta de Víctor. Carla expresa su frustración hacia Bruno ya que piensa que no es un padre suficientemente autoritario y que sepa poner límites a su hijo (“Eres un blando”, “Los hombres no debéis ser así”). Bruno cuenta que en su familia de origen, entre sus padres, hubo problemas de malos tratos físicos y verbales, y que él no lo tiene superado. Él cree además que ser autoritario con su hijo supone transformarse en alguien como su padre, un maltratador. Y lo evita. Ella constantemente refiere que su hijo “necesita mano dura”, pero que desde luego “no es la suya”. Esto provoca un fuerte distanciamiento en la pareja y una profunda crisis personal en Bruno, ya que, por una parte, si es autoritario se vería así mismo como un maltratador como lo fue su padre, pero por otro lado, si no actúa, no es un hombre.

 

Como veis, en ninguno de los dos casos hay maltrato físico o sexual. Pero como todos pensaréis en estos momentos, estas son relaciones y situaciones profundamente “psicodestructivas”.

¿Cuáles pueden ser signos de maltrato emocional?

Vamos a organizar estas señales o signos del abuso emocional entorno a los siguientes puntos: control, dominio y despersonalización e infravolaración (aunque todas están interrelacionadas entre sí y varios de estos puntos podrían colocarse en los tres ejes)

CONTROL:

  • Control económico, control del dinero que te gastas.
  • Control sobre la vestimenta.
  • Control sobre tus ratos de ocio.
  • Control sobre la relación que mantienes con familiares y amigos.
  • Control del móvil y redes sociales.
  • Control sobre tus horarios.

DOMINIO

  • Necesitas aprobación para todo lo que emprendas.
  • Te da órdenes.
  • Los celos están presentes en la relación.
  • Se mantienen relaciones sexuales aunque no te apetezca.
  • Resta importancia a tus logros.
  • Lo que haces por tu pareja lo haces por obligación, y por tanto, no es de agradecer.
  • Si compartes algún problema no se le da importancia (“Estás siempre quejándote”).
  • En las discusiones cedes y das la razón por evitar las consecuencias (que te haga el vacío o silencio)
  • Todos sus problemas tienen que ver contigo, te hace responsable.

DESPERSONALIZACIÓN/INFRAVALORACIÓN

  • Suele menospreciarte en público.
  • “No eres nadie sin mi”, “No llegarías a dónde estás sin mi”
  • Uso del chantaje emocional para lograr sus objetivos.
  • No perdona los errores.
  • No compartes tus problemas por miedo a que se enfade.
  • Valora bien a otras personas pero a ti no.
  • Tienes la sensación de no poder ser tú.
  • Sientes que no puedes tomar decisiones importantes.
  • Te hace dudar de tus capacidades.
  • Tienes miedo a sus reacciones.

 

Estas son algunas de las formas que puede tomar el abuso emocional, que repetimos, puede ser silencioso, subliminal, pero profundamente destructivo.

Las relaciones son para disfrutarlas, para crecer individualmente y con el otro, para querer y ser querido. Si tu relación te proporciona todo lo contrario, no lo dudes, ponte en marcha, déjalo. Y si necesitas ayuda, pídela.

Te esperamos en nuestra clínica de psicología en Madrid, donde nuestros equipo de psicólogos en Moncloa puede ayudarte.