Un duelo es un proceso de adaptación emocional ante la pérdida no sólo de un ser querido, sino de un objeto o de una función vital. Es decir, también aquellas personas que han sido privadas de algún órgano y por tanto de su función, o una extremidad (como por ejemplo con el fenómeno del miembro fantasma) pueden necesitar realizar este proceso psicológico. También es frecuente que los niños entren en fase de duelo ante pérdidas, como por ejemplo la de un juguete al que están fuertemente apegados, al chupete, o ante la pérdida de la estructura familiar conocida en casos de separación de los padres.

Pero el duelo que todos atravesamos, y al que más comúnmente nos referimos, es el que sigue a la pérdida de una persona. En estas líneas nos centraremos en este caso.

La “elaboración del duelo”, expresión que utilizamos los psicólogos que hace referencia al procesamiento del dolor y a la expresión emocional, es fundamental para la salud física y mental de todos nosotros.  Pues en el caso de que esta elaboración no se haga de manera adecuada podrá enquistarse el proceso produciendo distintos grados de disfuncionalidad en la persona.

El grado de afectación ante la pérdida y la elaboración del duelo variará en cada persona dependiendo de factores como el grado de vinculación con la persona perdida, de la propia personalidad del afectado, de la red de apoyo social que se tenga, de las experiencias previas de duelo, de la edad o de las circunstancias que rodean el fallecimiento de la persona (las muertes inesperadas y abruptas son más difíciles de procesar)

Las fases del duelo

Primera fase: Confusión. Esta fase está caracterizada por la incapacidad de la persona de comprender y actuar de manera adecuada. La persona está confusa, distante, ausente, y tiene una alta carga de angustia y malestar general. Esta etapa puede durar varios días o varias semanas dependiendo de los recursos de la persona afectada.

Segunda fase: Depresión. Suele aparecer después de varias semanas o meses tras la muerte del ser querido. En los casos en los que se puede estar enquistando la elaboración del duelo, puede durar más de un año. Durante esta etapa estamos especialmente irritables, el presente y el futuro se presentan bastante oscuros, perdemos la gratificación que antes obteníamos de la realización de distintas actividades. Nuestro cuerpo también suele resentirse; los problemas de sueño y alimentación son frecuentes.

Tercera fase: Recuperación. Su inicio suele ser después de 1 o 2 años desde la pérdida. En esta etapa la persona acepta y asimila la falta, se adapta a los cambios, reorganiza su vida de una manera nueva. Además se suelen recuperar las relaciones interpersonales y nuestro cuerpo también acaba por regularse.

Complicaciones del duelo

El hecho de no permitir la expresión y ventilación emocional puede complicar la elaboración del duelo, y que esto suceda, dependerá a su vez de varios factores como son la falta de educación emocional, la intolerancia a las emociones negativas o las ideas estereotipadas del tipo “los hombres no lloran”.

No es raro que las muertes repentinas generen situaciones de shock o trauma psicológico, y si esto sucede, el bloqueo emocional es bastante usual.

Un factor que debe empezar a preocuparnos es estar perdiendo las relaciones sociales y encontrarnos en situación de aislamiento profundo. Los problemas en el trabajo o la pérdida del mismo son también signos de que el duelo está provocando un alto grado de disfuncionalidad en nuestra vida.

El uso y abuso de sustancias iniciado en fase de duelo por el ser querido (uso in crescendo con el paso del tiempo), tanto de drogas como de psicofármacos, también es un signo de que la elaboración normal del duelo no sigue su curso.

Tratamiento del duelo

La muerte forma parte de la vida, “es ley de vida” como solemos decir. No siempre que perdemos a alguien necesitaremos de apoyo especializado para superar la pérdida. Si necesitaremos el apoyo de nuestros familiares y amigos, de hecho, es muy importante.

Pero si notamos que el dolor, la pena, la aflicción, la angustia, nos acompaña por un tiempo que intuimos es más largo de lo normal, hay que pedir ayuda.

El tratamiento psicológico del duelo te permite revisar la relación con la persona fallecida, verbalizar y reajustar los sentimientos de culpa e ira que puedan aparecer. Te permite además expresar libremente tus emociones.

Algunas personas necesitarán además de ayuda farmacológica para aquellos síntomas ansioso-depresivos que les impidan llevar una vida normal.

Si necesitas apoyo psicológico por estar en fase de duelo o sientes que tu tristeza y tu malestar por ello duran demasiado tiempo, consúltanos. En nuestra clínica de psicología en Madrid contamos con psicólogos especializados que pueden ayudarte.